jueves, 27 de enero de 2011

Por una cultura de respeto

Por una cultura de respeto
Una cuestión de esfuerzo
María Cecilia Erosa Encalada

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Pienso que el verdadero progreso comienza en el interior de cada ser humano, donde al encontrarnos con nosotros mismos recuperamos la seguridad en la verdad, la que nos hace libres y nos transforma en seres que al pensar bien y con el corazón conseguimos realizar acciones amables y rectas.

Pero resulta que aún existen personas que creen que nuestro desarrollo depende sólo del ámbito económico y que en las colonias donde hay dinero, pasos a desnivel, autopistas, industrias y plazas nada falta. Frases como: "Dime en qué colonia vives y te diré cómo anda lo demás", las escuchamos con frecuencia...

Estos comentarios no pasan de ser más que verdades a medias.

Muestra de lo anterior es lo que he visto en la nueva avenida que conecta dos colegios: el Instituto Patria y el Piaget, cerca del City Center. Personas que salen a correr o a caminar, algunos con mascotas y otros en bicicletas, o patinando. Lo que llama la atención es que algunos llevan una varita de bambú o de madera.

Mi incógnita se despejó un día que alguien me explicó que lo hacían porque la mayoría de los vecinos dejan salir a sus mascotas a la calle sin vigilancia, y ya han atacado a varias personas, por lo tanto necesitan salir protegidos.

Parece que necesitamos recibir una educación para una cultura de respeto en las calles. Muy a pesar de que nuestra ciudad progresa, o quizá precisamente a causa del "progreso", nos hemos ido alejando de tantos buenos valores para refugiarnos en otros que no son dignos de llevar este nombre.

Por eso considero que hoy más que nunca debemos hacer a un lado el individualismo extremo para preocuparnos no sólo y exclusivamente de lograr progresos materiales, sino también de buscar nuestra propia riqueza interior. Si el respeto a nosotros mismos y a las demás personas es insuficiente, si el desarrollo interior y espiritual no precede al económico, aquí en nuestra Mérida querida y en cualquier rincón del mundo, seguiremos avanzando pero posiblemente en dirección opuesta por donde avanzará el mal; como botón de muestra, el peligro en nuestras calles.

Aprendamos a vivir y a tomar decisiones positivas, que no nos alejen de lo esencial, de lo fundamental, de lo humano... Y así todos los adelantos científicos, tecnológicos y económicos rendirán homenaje a la dignidad humana.

Pero para lograr esto no se necesita del esfuerzo de unos pocos, sino del compromiso de todos.- Mérida, Yucatán.

cecianiscabux@hotmail.com

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*) Artista plástica

En contexto:
A pesar de que nuestra ciudad progresa, o quizás por eso, nos hemos ido alejando de tantos buenos valores para refugiarnos en otros no dignos de llevar

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