jueves, 26 de noviembre de 2009

Llenar de amor los corazones...

En este Adviento el consejo es llenar de amor los corazones
María Cecilia Erosa Encalada
24/11/2009
Algunas personas nos caen muy bien y nos parecen muy “agradables”: siempre están a la moda en todo y buscan quedar bien con los demás. Nos cuentan todo lo que hacen, los lugares a donde viajan o todas las cosas que siempre queremos escuchar y ¡qué agradable es sentarnos con ellas a la mesa en una fiesta! Otras personas nos parecen menos populares. Las que no son “tan agradables”, como las que nos dicen todo lo que nos incomoda: por ejemplo nos dicen indirectamente nuestros errores, como adivinando sin querer, o nos dicen lo que hay que hacer. A nadie le gusta tener cerca a estas personas, pues nos hacen sentir más que culpables y porque quizás no estamos siguiendo una buena conducta, pero no nos gusta aceptarlo.

Y “lo malo” es que siempre habrá algo o alguien que les hará acordarse de su conciencia. Pero ¿saben? Digo “lo malo” porque para estas personas es muy duro aceptar y agradecer que siempre hay alguien que les ayude. Entonces sacan de sus vidas a esta gente “aburrida” para borrar cualquier sentimiento de culpa.

¡Nos hace falta tanto amor! Debemos llenar nuestras almas hasta saturarlas del amor que recibamos a través de todos nuestros amigos, para que no quede ningún espacio disponible para rencores, celos, envidias, odios, egoísmos y toda clase de desamores que luego no nos dejarán tranquilos. Quizás no sabemos cómo corregirnos y pensamos: ¿Qué debí hacer. Callar? Ya se trate de uno mismo o un conocido, un amigo, una amiga, sea quien fuera. ¡Es nuestro deber decir la verdad! Por supuesto, pues están destruyendo sus vidas y las que conviven con ellos.

Casi todos dejamos para lo último la búsqueda de un buen consejo y nos vamos a dormir pensando en los planes del día siguiente y seguros de que siempre encontraremos un tiempo para corregirnos, pero quizás mañana podrías ya no despertar. Estamos cerca del 29 de noviembre, primer domingo de Adviento. Este acontecimiento nos invita a convertirnos, transformarnos en alguien nuevo, en una persona que ame y se rectifique hacia el camino de la verdad a cada instante. Solamente hay que estar dispuestos a ser personas que den amor en donde quiera que estén y que no tengamos miedo de tomar el timón de nuestras vidas con valor... Si así fuéramos todos ¡Qué cosa más bella sería! ¡De lo contrario, cuando empecemos a vivir en ese gran vacío, que nosotros mismos sembramos, lleno de nuestros errores, lleno de nuestros egoísmos, sentiremos esa falta de amor verdadero en cada día que amanece y por las noches quizás no podremos dormir, pues el enemigo más grande que puede tenerse es el egoísmo! Sobre todo que nuestro mundo hoy día trata de confundirnos haciéndonos creer que lo material es necesario para ser felices, cuando la mayoría de las veces es al contrario, pues con el poder y el dinero muchas personas se van alejando cada vez más de la verdad y nadie puede ser auténticamente feliz viviendo de esta manera. En algún lugar se menciona que “el Adviento es un tiempo de espera, de conversión y de esperanza”. Muchos creen que sólo es un tiempo de compras, arbolitos de Navidad, luces de colores, regalos y muchas decoraciones navideñas más y sin querer van olvidando que la verdadera razón por la que deberíamos regocijarnos es por tener un Belén en casa, un nacimiento, para ir preparándonos para recibir al Niño Dios en nuestro corazón. Como dicen los estadounidenses: “Jesús is the reason of the season” (Jesús es la razón de la temporada).

No olvidemos el verdadero significado del Adviento: “Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer o a medianoche o al cantar del gallo o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!” (Mc. 13, 33-37).

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Un regalo muy maravilloso... El amor

Un regalo muy maravilloso
El amor
María Cecilia Erosa Encalada
14/02/2009
Para mis amigas de la clase de francés En este día del amor y la amistad quiero agradecer a mi familia, amigas y amigos todo su cariño, pues gracias a ellos experimento la verdadera felicidad.

Y me gustaría dedicar estas líneas a mi clase de Francés, pues en ella he compartido muchas cosas que desconocía.

Quienes a ella asistimos nos ayudamos cuando estamos tristes o decaídos; nos hemos dado cuenta de que nuestros hijos son nuestro más grande motivo para seguir luchando día a día, que bien valen la pena y que a su lado nunca estamos solos.

A pesar de las faenas del día, siempre llegamos todas las alumnas.

Pierre de San Mateo, nuestro querido profesor, siempre nos ha tratado con amabilidad, hospitalidad, generosidad y mucha paciencia.

Algunas alumnas ya se fueron, pero otras aquí estamos y somos como sus hermanas: Tere González, Mimí Tapia, Guadalupe Arnaud, Ana Rosa Aguilar, Beatríz R., Pituka Peniche y Coral Quevedo...

El amor que nos tenemos comprende y resume todo lo demás.

A partir de este principio nos damos cuenta de que no es necesario regalarnos cosas para demostrarnos nuestro cariño..., aunque hay que reconocer que a veces las delicias culinarias que nos compartimos al final de las clases son maravillosas.

Nunca falta un detalle cariñoso, a pesar de que es suficiente darnos tiempo de calidad, palabras de aliento, un abrazo constante y todas las acciones nobles inspiradas por el amor.

Así como acostumbramos compartir nuestro amor con nuestros familiares y amigos, en nuestra vida diaria se nos da la oportunidad también de recordar al amigo que desde antes de que existiéramos nos amó...

Por eso debemos, ante todo, cuidar nuestra amistad con Dios y vivir como Él nos pide, pues con su amistad lo tenemos todo.

Cuando te sientas sin amigos, recuérdalo y te sentirás amado, nunca estarás solo...

Hoy es 14 de febrero, muestra siempre tus sentimientos a las personas que amas, no importa el día del año... a tus padres, a tus hermanos, amigos, compañeros de trabajo, etcétera. Nada cuesta dedicarse a regalar amor que, además, ¡es gratis y da muchas satisfacciones! Mi querida clase de francés es un ejemplo de que siempre hay maneras de recibir y entregar a nuestros seres queridos ¡el maravilloso regalo del amor!— Mérida, Yucatán.

¡No te detengas!

La adversidad, gran maestra
¡No te detengas!
María Cecilia Erosa Encalada
18/07/2009
Al terminar este año escolar podemos sentirnos felices de saber que alcanzamos nuestras metas... Todos trabajamos duro y pusimos nuestras energías para alcanzarlas.

Cuando sentíamos que no podíamos, siempre llegó ayuda de algún buen maestro o un buen compañero de clase. El tiempo que pasamos en el colegio nos dio la oportunidad no sólo de lograr grandes cosas, sino también de conseguir grandes amistades.

En todo este tiempo pudimos soñar, planificar, estudiar, festejar y madurar juntos.

También podremos sentirnos llenos de sinsabores, pero el camino cuesta arriba a veces resulta escarpado e inevitablemente pudimos fracasar, pero nuestro fracaso nunca será definitivo, sino que siempre será lo que nos impulse una vez más para volver a intentarlo.

Lo importante es seguir ¡No debemos pensar que un fracaso será malo, siempre y cuando rápidamente volvamos a intentarlo una y otra vez! En cierta manera todos los éxitos nacen de alguna caída que nos ayuda a madurar; todos hemos de pasar por eso, pero manteniendo la mirada fija en alcanzar nuestras metas.

En nuestros fracasos tratamos de descubrir qué fue lo que nos hizo caer y es en el momento del sufrimiento con sus terribles consecuencias cuando aprendemos a ver a una nueva dirección y en ella ¡el camino al éxito!, pues en el sufrimiento descubrimos una fuerza especial, que nos acercará cada vez más a conseguir todo lo que nos propongamos.

Por lo tanto, los jóvenes, poniendo en práctica lo anterior, no deberán tener miedo cuando tengan algún fracaso, pero sí han de tenerlo cuando se sientan vencidos y no quieran volver a intentarlo...

Esta madurez que obtenemos dentro del fracaso nos hará ser nobles de espíritu y podremos estar, de alguna forma, siempre cercanos al dolor de los que necesiten de nosotros.

De esta manera sabrán ponerse en el lugar del sufrimiento ajeno y descubrirán en sus propios fracasos y en los de su prójimo el coraje y el valor para enfrentarlos con la fuerza que nos da todo sufrimiento. No hay fracaso que sea invencible si encontramos el valor, la voluntad y la fuerza para superarnos nuevamente. Y si un fracaso llega después de otro ¡no te rindas! Cambia de ambiente, intenta otra vez y vuelve a levantarte.

La mejor maestra William Hazlitt decía: “La prosperidad es una gran maestra; la adversidad es mejor aún”. Pensemos que nuestro campo de acción es aquí y ahora, y que cada obstáculo superado será como un escalón que nos ayudará a llegar más alto, y entonces olvídate de tus límites, pues cuando te sientas sin esperanzas, confía en Dios pero también en ti y nunca olvides permitir que te ayuden los que te quieren.

Por último, recordemos lo que Thomas Alva Edison decía: “Muchos de los que fracasaron son personas que se rindieron justo cuando estaban por alcanzar su objetivo”.

Todos hemos luchado por conseguir nuestros sueños, no importa si tardas en conseguirlos, ¡mientras no te detengas!— Mérida, Yucatán.