miércoles, 25 de noviembre de 2009

¡No te detengas!

La adversidad, gran maestra
¡No te detengas!
María Cecilia Erosa Encalada
18/07/2009
Al terminar este año escolar podemos sentirnos felices de saber que alcanzamos nuestras metas... Todos trabajamos duro y pusimos nuestras energías para alcanzarlas.

Cuando sentíamos que no podíamos, siempre llegó ayuda de algún buen maestro o un buen compañero de clase. El tiempo que pasamos en el colegio nos dio la oportunidad no sólo de lograr grandes cosas, sino también de conseguir grandes amistades.

En todo este tiempo pudimos soñar, planificar, estudiar, festejar y madurar juntos.

También podremos sentirnos llenos de sinsabores, pero el camino cuesta arriba a veces resulta escarpado e inevitablemente pudimos fracasar, pero nuestro fracaso nunca será definitivo, sino que siempre será lo que nos impulse una vez más para volver a intentarlo.

Lo importante es seguir ¡No debemos pensar que un fracaso será malo, siempre y cuando rápidamente volvamos a intentarlo una y otra vez! En cierta manera todos los éxitos nacen de alguna caída que nos ayuda a madurar; todos hemos de pasar por eso, pero manteniendo la mirada fija en alcanzar nuestras metas.

En nuestros fracasos tratamos de descubrir qué fue lo que nos hizo caer y es en el momento del sufrimiento con sus terribles consecuencias cuando aprendemos a ver a una nueva dirección y en ella ¡el camino al éxito!, pues en el sufrimiento descubrimos una fuerza especial, que nos acercará cada vez más a conseguir todo lo que nos propongamos.

Por lo tanto, los jóvenes, poniendo en práctica lo anterior, no deberán tener miedo cuando tengan algún fracaso, pero sí han de tenerlo cuando se sientan vencidos y no quieran volver a intentarlo...

Esta madurez que obtenemos dentro del fracaso nos hará ser nobles de espíritu y podremos estar, de alguna forma, siempre cercanos al dolor de los que necesiten de nosotros.

De esta manera sabrán ponerse en el lugar del sufrimiento ajeno y descubrirán en sus propios fracasos y en los de su prójimo el coraje y el valor para enfrentarlos con la fuerza que nos da todo sufrimiento. No hay fracaso que sea invencible si encontramos el valor, la voluntad y la fuerza para superarnos nuevamente. Y si un fracaso llega después de otro ¡no te rindas! Cambia de ambiente, intenta otra vez y vuelve a levantarte.

La mejor maestra William Hazlitt decía: “La prosperidad es una gran maestra; la adversidad es mejor aún”. Pensemos que nuestro campo de acción es aquí y ahora, y que cada obstáculo superado será como un escalón que nos ayudará a llegar más alto, y entonces olvídate de tus límites, pues cuando te sientas sin esperanzas, confía en Dios pero también en ti y nunca olvides permitir que te ayuden los que te quieren.

Por último, recordemos lo que Thomas Alva Edison decía: “Muchos de los que fracasaron son personas que se rindieron justo cuando estaban por alcanzar su objetivo”.

Todos hemos luchado por conseguir nuestros sueños, no importa si tardas en conseguirlos, ¡mientras no te detengas!— Mérida, Yucatán.

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